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Recibió el impacto de la primera gota sobre su cabeza. Sintió paz. La carga que llevaba parecía más liviana. Sonrió. Aunque fuera igual a las demás, en ese momento se sintió especial, única.
La hoja que llevaba en la espalda ofició de paraguas. Pero ella no lo quería. Lo único que deseaba era sentir las gotas chocando su cara, humedeciéndole las mejillas. Eso era placer. Sin embargo, la hoja no le permitía disfrutar de ese momento único. Pocas veces le tocaba salir en días así. Las demás la creían débil. ¿Por qué sería? No le importaba. Allí, viendo el cielo iluminado como nunca antes lo había visto, nada le importaba.
Decidió dejar la hoja a un lado. Sabía que eso le traería problemas, pero eso, simplemente, no le importaba. Detuvo su marcha y se apartó del sendero. Miró para atrás y percibió la mirada acusadora de sus compañeras. Venían exhaustas, una atrás de la otra, cargadas a más no poder. Ninguna disfrutaba tanto como ella. El sonido del repiquetear de las gotas en las hojas le llenaba el alma. Se quedó quieta, con la mirada fija en algún punto lejano en el horizonte.
Esa noche tuvo prohibida la entrada a su casa. Sus compañeras la trataron de egoísta y haragana. Durmió toda la noche afuera, al amparo de una parra. Las gotas rozaban su piel. Se sintió plena. No le importaba.
BUENISIMO MANU!
ResponderEliminarUno trabaja para conseguir dinero con el cual satisfacer sus necesidades, entre ellas tendría que tomar una mayor importancia el ser feliz. Hay personas que deberían olvidarse que trabajan y pensar por qué trabajan.
Yo por ahora no trabajo, estoy empezando una nueva etapa de mi vida, la universidad. Espero que el estudio no me abarque todo mi tiempo ya que si es asi lo voy a abandonar, no por haragán, sino porque me perdería de vivir.
Cumplir nuestras obligaciones (que en realidad no son obligaciones ya que nadie esta "obligado" a cumplirlas, siempre está la opción de no llevarlas a cabo, solo que elegirla acarrea consecuencias desagradables) es algo bueno, pero no debe tomarnos todo nuestro tiempo.
Tampoco nos debemos dejar llevar por el pensamiento que las cosas caras, o simplemente que se consiguen con dinero, son las que nos hacen felices. Si podemos sacar algo de lo que escribiste, Manuela, es que algo tan simple como la lluvia puede sernos de ayuda para pasar un momento único e irrepetible.
---Heber---
No te parece que el alma de esa hormiguita (?) se refleja en tu personalidad...mmm haragana ja te dejaron afuera de la pension?? me lo hubieses dicho mas directo y las demandaba. ah?
ResponderEliminarJajaja no es algo tan profundo como lo de Heber, veras recuerdo tu anecdota de cuando te dejaron afuera de la habitacion y dormiste en el piso (espero que haya sido cierto jaja)..
+ Dejando la estupidez me gusto mucho tu mini cuento o microrelato...algo aprendiste de Marielita Rubio
las personitas pequeñas, como esta hormiguita, siempre terminan enseñándonos más que cualquiera, y su pequeñez es lo que las hace grandes, (que contradicción!) porque pueden ver la vida de una manera más sencilla y verdadera.
ResponderEliminarMe encantó!
vamos Watson!!! jajaja
te adoroo :)